Métrica libre (o asalvajada, según se mire).

Y amor. Y dolor también.
Y soledad.
Y la luna, cada noche, plantada en mi cabeza.



domingo, 21 de marzo de 2010

Des-nudo

"Deja que te des-nude", dije bajito,
y me dejó jugar a desatarle un rato,
mientras se blindaba entero de alambre
y apretaba los dientes, temeroso.

Tiene un alambre de espino por corazón
y un ovillo enredado por cabeza.

El alambre, imagino, protege algo muy valioso.
Sólo puedo suponerlo, nunca lo vi, pero hay quien dice...

A veces creo que toqué algo que podría haber sido un corazón... y me consuelo. Quizás alguien con más tiempo que yo lo encuentre un día.

El ovillo es de cuerda, de color rojo,
y hace las veces de corazón, que está de baja.

Está el ovillo llenito de nudos de todo tipo y enmarañado.
Nudos nuevos que hacen montaña sobre nudos viejos,
tan viejos que parece que siempre estuvieron donde están ahora.

Muchos nudos y muy tensos; Y se entretiene,
cuidando de sus nudos como el que tiene una mascota,
disfrazando de trabajo los tic-tases que le suenan a "solo" en su cabeza.
("No estoy solo, ¿me oís? Tengo a mis nudos").

Alambre y ovillo están saturados de trabajo y explotados.
Se barrunta una huelga, se presiente.
O una revolución, o una dimisión en grupo, todos a una.

Su corazón ya se atreve a poco
y su cabeza prefiere no saber
(cierra los ojos y los aprieta fuerte, creyendo no ser visto,
y se tapa los oídos para no escuchar verdades ni preguntas
que no sabría cómo responder).

"Deja que te des-nude", dije bajito.
Y me dejó jugar a desatarle... sólo un rato.