Métrica libre (o asalvajada, según se mire).

Y amor. Y dolor también.
Y soledad.
Y la luna, cada noche, plantada en mi cabeza.



viernes, 12 de febrero de 2010

De piel adentro

Me da miedo decirlo y que no se entienda.
Gritarlo y que no se escuche.
Llorarlo y que no se seque.

Me da miedo.


Me da miedo soñarlo y que no pase.
Creerlo y que no exista.
Perderme y no encontrarme.

Hace tiempo que me siento un poco sola, de piel adentro.

He notado que mi risa viene de otro sitio, no sé de dónde, pero es distinta, como si no fuera mía, y a veces me da un poco de miedo que se desboque y se ponga a gritar una por una las verdades que me guardo, de piel adentro.

Desde hace varios días siento lágrimas que se agolpan, una a una en fila india, todas detrás de la primera, que no termina de decidirse y no se asoma.

No sé qué pasa, qué no pasa.

Sólo sé que, cada vez más a menudo, me siento un poco más sola, de piel adentro.

Me paro un rato cada día a mirarme el corazón, como en un experimento.
Se me arruga. Me da pánico aceptarlo, pero mengua, brilla menos.
Se está secando mi fértil y otrora vivo corazón, que de no amar como sabe, se desacostumbra y se anquilosa.

Así me extingo, me evaporo, me deshago y nadie sabe...
lo que duele vivir sola,
con un solo corazón,
de piel adentro.



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